Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

lunes, 24 de enero de 2011

Vladimir Ilich Lenin: Conceptos necesarios

Vladimir Ilich Lenin.
Con motivo de cumplirse hoy 87 años del fallecimiento de Vladimir Ilich Lenin, reproducimos el artículo del  Dr. Lucilo Batlle Reyes, Profesor titular del Instituto Superior Pedagógico para la Educación Técnica y Profesional “Héctor A. Pineda Zaldívar”, escrito con motivo del 136º aniversario de su natalicio.

Este 22 de abril conmemoramos  el Aniversario 136 del natalicio del genial discípulo y continuador de Marx y Engels y fundador del primer estado de obreros y campesinos, Vladimir Ilich Lenin.

De él dijo Fidel en ocasión de su centenario: “Nadie, como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista. Nadie, como él, fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta sus últimas consecuencias. Nadie, como él, fue capaz de desarrollarla y de enriquecerla en la forma en que él lo hizo”.

El debate que tiene lugar entre las fuerzas revolucionarias en la actualidad en torno a lo que se ha dado en llamar “la alternativa al neoliberalismo” se produce bajo la influencia de la crisis ideológica y política resultante de la desaparición de la URSS y los demás estados socialistas del Este de Europa.

Junto al escepticismo, el pesimismo y la desesperanza que ello ocasionó a no pocos en el movimiento revolucionario y progresista mundial, se puso de manifiesto también, de manera consciente o inconsciente, la renuncia y deslegitimación de la teoría del marxismo y el leninismo como único instrumento válido para la comprensión del capitalismo contemporáneo y la elaboración de la estrategia y táctica acertadas de las fuerzas del progreso.

Para Lenin salvaguardar los fundamentos teóricos del marxismo es la tarea más importante para los marxistas conscientes ante estos momentos de crisis. “Precisamente, nos dice, porque el marxismo no es un dogma muerto, no es una doctrina acabada, terminada, inmutable, sino una guía viva para la acción, no podía por menos de reflejar en sí el cambio asombrosamente brusco de las condiciones de la vida social. El reflejo de ese cambio ha sido una profunda disgregación, la dispersión, vacilaciones de todo género, en una palabra, una crisis interna  sumamente grave del marxismo. La resistencia decidida a esa disgregación, la lucha resuelta y tenaz en pro de los fundamentos del marxismo se ha puesto de nuevo a la orden del día. Capas extraordinariamente amplias de las clases que no pueden prescindir del marxismo al formular sus tareas, lo habían asimilado en la época precedente de un modo extremadamente unilateral, deforme, aprendiéndose de memoria unas u otras “consignas”, unas u otras soluciones a los problemas tácticos y sin comprender los criterios marxistas que permiten valorar esas soluciones”.

El auge de los movimientos sociales que se oponen a la globalización neoliberal ha levantado voces desde la izquierda que sustituyen el enfoque de clases por lo movimientista, lo que significa el abandono de tesis fundamentales del marxismo. Al respecto Lenin nos dice: “Los hombres han sido siempre en política víctimas necias del engaño de los demás y del engaño propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a discernir detrás de todas las frases,  declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los partidarios de reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de unas u otras clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, solo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, educar y organizar para la lucha a las fuerzas que puedan –y , por su situación social, deban- formar la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo”.

Los sostenedores de las tesis movimientistas asumen también que la clase obrera no es ya la clase revolucionaria de la sociedad y por tanto, la fuerza hegemónica del cambio, sino que el sujeto emancipador hoy lo integra la comunidad de víctimas del capitalismo neoliberal en la que se incluye a la clase obrera. Lenin da las claves para comprender  que lo que  hace a la clase obrera la clase más revolucionaria no es su peso numérico, sino su cualidad en el modo de producción.    Nos dice: “ de las clases oprimidas, solo es capaz de suprimir las clases, por medio de su dictadura, la que está aleccionada, unida, educada, fogueada  por decenas de años de luchas políticas y de huelgas contra el capital; la que ha asimilado la cultura de las ciudades, de la industria, del gran capitalismo y tiene decisión y capacidad para defenderla, para conservar y desarrollar todas sus conquistas, para hacerlas accesibles a todo el pueblo, a todo los trabajadores; la clase que sabe soportar todas las cargas, todas las pruebas, todas las adversidades, todos los grandes sacrificios que inevitablemente impone la historia a quien rompe con el pasado y se abre audazmente paso hacia un porvenir nuevo;  solo las clases cuyos mejores hijos resuman odio y desprecio por todo lo mediocre y filisteo, cualidades que tanto florecen dentro de la pequeña burguesía, los pequeños empleados y la “intelectualidad”; solo la clase que se ha “endurecido en la escuela del trabajo”  y sabe inspirar respeto por su capacidad de trabajo a todo trabajador, a todo hombre honrado”.

La toma del poder continúa siendo el problema fundamental de toda revolución. Sin embargo, en algunos sectores de la izquierda se plantea “cambiar el mundo sin tomar el poder”. De nada valdrían las propuestas de cambio mejor elaboradas y viables si no se cuenta con los medios políticos de realizarlos y sobre todo, cuando de la revolución socialista se trata, única alternativa para los pueblos del tercer mundo. Acerca de ello Lenin dijo: “el proletariado necesita el poder estatal, organización centralizada de la fuerza, organización de la violencia, tanto para aplastar la resistencia de los explotadores como para dirigir a la enorme masa de la población, a los campesinos, a la pequeña burguesía, a los semiproletarios en la obra  de “poner en marcha” la economía socialista”.

Para enrumbar con acierto la ira popular antineoliberal y replantearse la lucha contra el capitalismo globalizado de hoy, es de obligada referencia, por su profundo contenido esclarecedor, la obra de Lenin, sobre todo aquella donde desarrolla la teoría marxista de la revolución; y hacerlo con sujeción a su permanente consejo de no reproducir clichés, no copiar fórmulas ni repetir frases aprendidas de memoria, sino estudiando la vida  para encontrar las formas específicas mediante las que, dentro de cada situación y en cada país, se marche hacia el gran objetivo común del Socialismo.

*Profesor titular del Instituto Superior Pedagógico para la Educación Técnica y Profesional “Héctor A. Pineda Zaldívar”

Fuente: http://www.trabajadores.cu/materiales_especiales/suplementos/memoria-historica/historia-universal-1/vladimir-ilich-lenin-conceptos-necesarios

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