Las armas nucleares de Estados Unidos |
Por: Manlio Dinucci*
La cumbre de la OTAN convocada para el 19 de noviembre en Lisboa debe adoptar la nueva doctrina estratégica de la alianza atlántica. Bajo esa óptica, la OTAN procederá a reorganizar sus fuerzas nucleares. Como revela Manlio Dinucci, todas las armas nucleares no estratégicas de Estados Unidos almacenadas en Europa se trasladarán a Italia, país que podrá utilizarlas bajo las condiciones impuestas mediante un acuerdo previo con la OTAN. Italia, país que renunció oficialmente a la bomba atómica, se convertirá de hecho, en violación de los tratados internacionales, en una importante potencia nuclear.
Mientras existan las armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear.» Así reza la directiva de Washington que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, está transmitiendo y que los aliados europeos aprobaron en la reunión de ministros de Defensa que se desarrolló en Bruselas el 14 de octubre, como preparación de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno que tuvo lugar en Lisboa los días 19 y 20 de noviembre.
Dicho de otra forma, Estados Unidos mantendrá un arsenal nuclear en Europa. En su «histórico» discurso de Praga, pronunciado el 5 abril de 2009 [1], el presidente estadounidense Barack Obama había declarado, sin embargo, que Estados Unidos emprendería pasos concretos hacia un mundo libre de armas nucleares, reforzando el Tratado de No Proliferación en el que los países nucleares se comprometen a eliminar dichas armas y los países no nucleares se comprometen a no adquirirlas.
Obama daba a entender así que estaba a favor de la retirada de las armas nucleares que Estados Unidos tiene en Europa. Basándose en ello, cinco países miembros de la OTAN –Alemania, Luxemburgo, Noruega y Holanda– habían expresado su intención de abordar el tema durante la cumbre de Lisboa.
La verdad sobre la situación actual aparece expresada en el informe Las armas nucleares no estratégicas de Estados Unidos en Europa, un debate fundamental para la OTAN [2], presentado en octubre por un comité de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. El informe confirma, primero que todo, que se desconoce la cantidad exacta de armas nucleares no estratégicas (con un alcance inferior a los 5 500 kilómetros) que Estados Unidos mantiene en cuatro países europeos de la OTAN –Italia, Bélgica, Alemania y Holanda– y en Turquía. Según un estimado muy conservador citado en el informe habría entre 150 y 200 de esas armas, de las cuales entre 70 y 90 estarían en Italia (en Aviano y Ghedi-Torre).
Según otros estimados, su número se elevaría en realidad a más del doble de la cifra anteriormente mencionada. Se trata de diferentes versiones de las bombas B-61, cuya potencia va de 45 a 170 kilotones (13 veces más que la bomba de Hiroshima). Entre esas armas se encuentra, probablemente, la B 61-11 que es capaz de penetrar en el suelo para crear, mediante una explosión nuclear, una onda expansiva capaz de destruir objetivos subterráneos. Todas esas bombas se encuentran en hangares especiales junto con cazas bombarderos F-15, F-16 y Tornado, listos para el ataque nuclear.
El informe confirma la existencia de «acuerdos nucleares bilaterales» secretos que estipulan que las fuerzas armadas de los países donde se encuentran depositadas esas armas nucleares pueden utilizar parte de ellas cuando Estados Unidos decida recurrir a ellas. Pero, según recuerda el informe, los partidarios del control de armamentos sostienen que «la OTAN tiene la responsabilidad de poner fin a la práctica consistente en compartir [el armamento] nuclear» ya que esta viola el Tratado de No Proliferación. Dicho tratado prohíbe que los Estados poseedores de armas nucleares transfieran ese tipo de armamento a otros Estados (Art. 1) y prohíbe a los Estados que no las tienen recibir ese tipo de armas, sea cual sea su procedencia (Art. 2).
Entre la opción de mantener armas nucleares estadounidenses en Europa, como actualmente sucede, y la de retirarlas completamente existen, sin embargo, varias proposiciones intermedias. La que más se menciona, según el informe, es la que sostiene la US Air Force, que consiste en «reunir las armas nucleares en menos localidades geográficas». Según la mayor parte de los expertos, «las localidades más probables para esa redistribución son las bases que Estados Unidos controla en Aviano, Italia (en la región Friuli-Venecia Julia) e Incirlik, en Turquía».
Resulta significativo, señala el informe, que en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN, en abril de 2010, la cuestión de las armas nucleares estadounidenses en Europa haya sido planteada por Alemania, Bélgica y Holanda, mientras que Italia y Turquía se mantenían silenciosas. Esto permite suponer que el gobierno italiano ya aceptó el desplazamiento de las armas nucleares estadounidenses situadas en Alemania, Bélgica y Holanda para concentrarlas en Aviano, adonde serian enviadas también las de Ghedi-Torre.
En Aviano se encuentran estacionados la 31ª Fighter Wing, que se compone de dos escuadrillas de cazas bombarderos F-16; el 510º Fighter Squadron y el 555º Fighter Squadron. Su misión consiste en «proporcionar un poderío combativo de un polo al otro del globo para perseguir los objetivos de Estados Unidos y de la OTAN». Y también poderío nuclear, como lo demuestra el emblema del 510º Fighter Squadron en el que aparece, junto al águila imperial, el símbolo del átomo con tres rayos que golpean la tierra.
La cumbre de la OTAN convocada para el 19 de noviembre en Lisboa debe adoptar la nueva doctrina estratégica de la alianza atlántica. Bajo esa óptica, la OTAN procederá a reorganizar sus fuerzas nucleares. Como revela Manlio Dinucci, todas las armas nucleares no estratégicas de Estados Unidos almacenadas en Europa se trasladarán a Italia, país que podrá utilizarlas bajo las condiciones impuestas mediante un acuerdo previo con la OTAN. Italia, país que renunció oficialmente a la bomba atómica, se convertirá de hecho, en violación de los tratados internacionales, en una importante potencia nuclear.
Mientras existan las armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear.» Así reza la directiva de Washington que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, está transmitiendo y que los aliados europeos aprobaron en la reunión de ministros de Defensa que se desarrolló en Bruselas el 14 de octubre, como preparación de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno que tuvo lugar en Lisboa los días 19 y 20 de noviembre.
Dicho de otra forma, Estados Unidos mantendrá un arsenal nuclear en Europa. En su «histórico» discurso de Praga, pronunciado el 5 abril de 2009 [1], el presidente estadounidense Barack Obama había declarado, sin embargo, que Estados Unidos emprendería pasos concretos hacia un mundo libre de armas nucleares, reforzando el Tratado de No Proliferación en el que los países nucleares se comprometen a eliminar dichas armas y los países no nucleares se comprometen a no adquirirlas.
Obama daba a entender así que estaba a favor de la retirada de las armas nucleares que Estados Unidos tiene en Europa. Basándose en ello, cinco países miembros de la OTAN –Alemania, Luxemburgo, Noruega y Holanda– habían expresado su intención de abordar el tema durante la cumbre de Lisboa.
La verdad sobre la situación actual aparece expresada en el informe Las armas nucleares no estratégicas de Estados Unidos en Europa, un debate fundamental para la OTAN [2], presentado en octubre por un comité de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. El informe confirma, primero que todo, que se desconoce la cantidad exacta de armas nucleares no estratégicas (con un alcance inferior a los 5 500 kilómetros) que Estados Unidos mantiene en cuatro países europeos de la OTAN –Italia, Bélgica, Alemania y Holanda– y en Turquía. Según un estimado muy conservador citado en el informe habría entre 150 y 200 de esas armas, de las cuales entre 70 y 90 estarían en Italia (en Aviano y Ghedi-Torre).
Según otros estimados, su número se elevaría en realidad a más del doble de la cifra anteriormente mencionada. Se trata de diferentes versiones de las bombas B-61, cuya potencia va de 45 a 170 kilotones (13 veces más que la bomba de Hiroshima). Entre esas armas se encuentra, probablemente, la B 61-11 que es capaz de penetrar en el suelo para crear, mediante una explosión nuclear, una onda expansiva capaz de destruir objetivos subterráneos. Todas esas bombas se encuentran en hangares especiales junto con cazas bombarderos F-15, F-16 y Tornado, listos para el ataque nuclear.
El informe confirma la existencia de «acuerdos nucleares bilaterales» secretos que estipulan que las fuerzas armadas de los países donde se encuentran depositadas esas armas nucleares pueden utilizar parte de ellas cuando Estados Unidos decida recurrir a ellas. Pero, según recuerda el informe, los partidarios del control de armamentos sostienen que «la OTAN tiene la responsabilidad de poner fin a la práctica consistente en compartir [el armamento] nuclear» ya que esta viola el Tratado de No Proliferación. Dicho tratado prohíbe que los Estados poseedores de armas nucleares transfieran ese tipo de armamento a otros Estados (Art. 1) y prohíbe a los Estados que no las tienen recibir ese tipo de armas, sea cual sea su procedencia (Art. 2).
Entre la opción de mantener armas nucleares estadounidenses en Europa, como actualmente sucede, y la de retirarlas completamente existen, sin embargo, varias proposiciones intermedias. La que más se menciona, según el informe, es la que sostiene la US Air Force, que consiste en «reunir las armas nucleares en menos localidades geográficas». Según la mayor parte de los expertos, «las localidades más probables para esa redistribución son las bases que Estados Unidos controla en Aviano, Italia (en la región Friuli-Venecia Julia) e Incirlik, en Turquía».
Resulta significativo, señala el informe, que en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN, en abril de 2010, la cuestión de las armas nucleares estadounidenses en Europa haya sido planteada por Alemania, Bélgica y Holanda, mientras que Italia y Turquía se mantenían silenciosas. Esto permite suponer que el gobierno italiano ya aceptó el desplazamiento de las armas nucleares estadounidenses situadas en Alemania, Bélgica y Holanda para concentrarlas en Aviano, adonde serian enviadas también las de Ghedi-Torre.
En Aviano se encuentran estacionados la 31ª Fighter Wing, que se compone de dos escuadrillas de cazas bombarderos F-16; el 510º Fighter Squadron y el 555º Fighter Squadron. Su misión consiste en «proporcionar un poderío combativo de un polo al otro del globo para perseguir los objetivos de Estados Unidos y de la OTAN». Y también poderío nuclear, como lo demuestra el emblema del 510º Fighter Squadron en el que aparece, junto al águila imperial, el símbolo del átomo con tres rayos que golpean la tierra.
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