Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

miércoles, 17 de septiembre de 2008

QUITAR LA CAPUCHA AL RÉGIMEN POLÍTICO HIPÓCRITA QUE NO DA LA CARA

REPÚBLICA DE COLOMBIA


CONCEJO DE BOGOTÁ, D.C.


CONCEJAL JAIME CAICEDO TURRIAGO

BOLETÍN DE PRENSA


QUITAR LA CAPUCHA AL RÉGIMEN POLÍTICO HIPÓCRITA QUE NO DA LA CARA

• Son irresponsables las declaraciones de la Directora del DAS al señalar que las universidades públicas y las agremiaciones estudiantiles son foco de actividades terroristas
• Que cese la amenaza represiva en contra de las universidades públicas

Bogotá.- En una vibrante defensa de la libertad de opinión en los claustros universitarios, el concejal Jaime Caycedo Turriago exigió a la clase política y empresarial que ha respaldado actividades criminales en cabeza de grupos paramilitares que se quite la capucha de la hipocresía y dé la cara al país.

Al señalar que el debate sobre la presencia de estudiantes encapuchados en la Universidad Distrital y en otras instituciones públicas de educación superior tiene un trasfondo falso y malicioso, dijo también que se intenta señalarlas como lugares de confrontación y violencia y no los centros de pensamiento y debate abierto sobre la realidad colombiana que en realidad son, “todo merced a una política gravemente lesiva de lo público, comprometida con la privatización a ultranza, que tiende a rebajar y opacar el alcance y el contenido real de la enseñanza y de la investigación en estos centros académicos”, señaló.

“Quiénes son los verdaderos verdugos de la universidad pública mientras se esconden detrás de la capucha del Estado”, se preguntó. “La capucha no es simplemente un trapo que cubre el rostro. Quitémosle la capucha al general Rito Alejo del Río, verdugo del pueblo de Urabá, con plena complicidad de sectores del Estado y de las clases políticas y empresariales; o la capucha de los seis empresarios que Carlos Castaño anunció que iba a develar como patrocinadores y ordenadores de miles de muertes de campesinos y sencillas gentes del pueblo. Si en la sociedad alguien usa máscara, lo que deberíamos hacer es luchar porque todos se desencapuchen y el país conozca la verdad”, argumentó el concejal Jaime Caycedo.

“Lo que sí queda claro, continuó Caycedo Turriago, es la responsabilidad del Estado de dar un tratamiento de guerra y de orden público al debate académico y político. Eso es lo que verdaderamente hay que poner en tela de juicio”.

Afirmó que “se pretende presentar el problema de las capuchas como el inicio de una oleada terrorista supuestamente acuñada desde las universidades para justificar medidas de persecución y judicialización contra estudiantes y líderes que actúan en ejercicio de lo que dice la Constitución: que hay libertad. El problema es que la experiencia nos indica que el Estado colombiano tiene partido tomado y que varias instituciones suyas son actores principales en el conflicto y autoras de persecuciones y amenazas contra las libertades públicas”.

Dijo que si hay capuchas en la universidad es porque hay un fenómeno específico de persecución, seguimientos y rastreos contra quienes se atreven a disentir. “Sólo basta recordar casos de estudiantes, docentes y líderes gremiales que han sido amedrentados, amenazados o en el peor de los casos asesinados en medio de protestas estudiantiles o que han sido detenidos y han aparecido muertos en los propios calabozos de la policía, como el de Juan Carlos Duque Rodríguez en el 2006; otros sucesos como el del niño Nicolás Neira asesinado en 2005, o del profesor Jaime Gómez, asesor de la senadora Piedad Córdoba desaparecido en 2006 y cuyos fragmentos corporales aparecieron semanas después, todo en medio de la más absoluta impunidad”, culminó el concejal del Polo Democrático Alternativo.

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