El líder Muamar el Gadafi |
Trípoli.- (PL) El líder Muamar el Gadafi denunció nuevamente que la rebelión contra su Gobierno es un complot para "colonizar" Libia con apoyo de combatientes extranjeros, y rechazó hoy un ultimátum de los opositores para que abandone el poder.
En una alocución trasmitida por la televisión estatal, El Gadafi advirtió que seguirá la defensa del territorio nacional frente a lo que describió como "complot para colonizar Libia", y una evidente "influencia foránea para dirigir el movimiento rebelde" en el país.
Como prueba, el mandatario libio confirmó que numerosos irregulares armados fueron capturados durante los combates librados en las últimas horas en torno a Ras Lanuf, importante enclave petrolero en el centro, y Az Zawiyah, Misurata y Bin Jawad, donde siguen los choques.
"Ayer, en la mezquita que las fuerzas de seguridad recuperaron, (los insubordinados) tenían armamento y también alcohol. Algunos son de Afganistán, algunos vienen de Egipto, otros de Argelia, sólo para desvirtuar a nuestros hijos", afirmó.
El Gadafi también denunció que "fuerzas extranjeras" están reclutando "jóvenes vulnerables" en las regiones de Zentain, Az Zawiyah y Benghazi, actualmente en manos de rebeldes armados, aunque algunas cercadas por tropas gubernamentales, según medios oficiales.
Durante una entrevista concedida ayer al canal televisivo francés France 24, el mandatario rechazó el espíritu injerencista de países como Italia y Francia, a los que consideró aliados, y desmintió reportes que reiteran supuestos bombardeos contra civiles.
"Aquellos que muestran debilidad son el blanco (del reclutamiento), (...) de otro modo, por qué ellos (los extranjeros) no vienen detrás de ustedes", preguntó a los ciudadanos a los que dirigió su discurso para responderles que "esto significa que sólo la escoria no es fuerte".
En otra parte de su comparecencia, el jefe del Estado reiteró la advertencia de que una intervención militar de países occidentales será perjudicial para toda la región, y también se negó a rendirse y abandonar su Gobierno, como exigió la oposición.
Miembros del llamado Consejo Nacional, con sede en Benghazi y que aglutina a fuerzas contrarias a El Gadafi, le dieron un ultimátum de 72 horas para detener la contraofensiva militar, abandonar el poder e irse del país sin peligro de ser juzgado por presuntos crímenes de guerra.
La controversial oferta, hasta ahora sin confirmación o desmentido por parte de otros medios gubernamentales, se difundió en momentos en que fuentes de la oposición afirmaban que el líder libio había enviado representantes para supuestamente negociar su dimisión.
Tal extremo fue negado de modo tajante por la cancillería libia, que lo calificó de "absolutamente sin sentido".
Entretanto, tropas leales a El Gadafi continuaron la contraofensiva para proteger localidades amenazadas por los sediciosos en el oeste y tratar de recuperar otras del este, mientras el mando central alertó de planes foráneos de imponer una zona de exclusión aérea en Libia.
Mientras Estados Unidos presiona para que la ONU legitime una eventual obstrucción de la navegación aérea en este país con el pretexto de asistencia humanitaria, la idea toma fuerza luego del respaldo de la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica.
Como prueba, el mandatario libio confirmó que numerosos irregulares armados fueron capturados durante los combates librados en las últimas horas en torno a Ras Lanuf, importante enclave petrolero en el centro, y Az Zawiyah, Misurata y Bin Jawad, donde siguen los choques.
"Ayer, en la mezquita que las fuerzas de seguridad recuperaron, (los insubordinados) tenían armamento y también alcohol. Algunos son de Afganistán, algunos vienen de Egipto, otros de Argelia, sólo para desvirtuar a nuestros hijos", afirmó.
El Gadafi también denunció que "fuerzas extranjeras" están reclutando "jóvenes vulnerables" en las regiones de Zentain, Az Zawiyah y Benghazi, actualmente en manos de rebeldes armados, aunque algunas cercadas por tropas gubernamentales, según medios oficiales.
Durante una entrevista concedida ayer al canal televisivo francés France 24, el mandatario rechazó el espíritu injerencista de países como Italia y Francia, a los que consideró aliados, y desmintió reportes que reiteran supuestos bombardeos contra civiles.
"Aquellos que muestran debilidad son el blanco (del reclutamiento), (...) de otro modo, por qué ellos (los extranjeros) no vienen detrás de ustedes", preguntó a los ciudadanos a los que dirigió su discurso para responderles que "esto significa que sólo la escoria no es fuerte".
En otra parte de su comparecencia, el jefe del Estado reiteró la advertencia de que una intervención militar de países occidentales será perjudicial para toda la región, y también se negó a rendirse y abandonar su Gobierno, como exigió la oposición.
Miembros del llamado Consejo Nacional, con sede en Benghazi y que aglutina a fuerzas contrarias a El Gadafi, le dieron un ultimátum de 72 horas para detener la contraofensiva militar, abandonar el poder e irse del país sin peligro de ser juzgado por presuntos crímenes de guerra.
La controversial oferta, hasta ahora sin confirmación o desmentido por parte de otros medios gubernamentales, se difundió en momentos en que fuentes de la oposición afirmaban que el líder libio había enviado representantes para supuestamente negociar su dimisión.
Tal extremo fue negado de modo tajante por la cancillería libia, que lo calificó de "absolutamente sin sentido".
Entretanto, tropas leales a El Gadafi continuaron la contraofensiva para proteger localidades amenazadas por los sediciosos en el oeste y tratar de recuperar otras del este, mientras el mando central alertó de planes foráneos de imponer una zona de exclusión aérea en Libia.
Mientras Estados Unidos presiona para que la ONU legitime una eventual obstrucción de la navegación aérea en este país con el pretexto de asistencia humanitaria, la idea toma fuerza luego del respaldo de la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica.
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