Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

miércoles, 18 de junio de 2008

DEFENDER LA UNIDAD EN LA DINÁMICA DE LA LUCHA POPULAR


Jaime Caycedo
Los aparatos del poder clasista están en plena marcha para destruir el PDA. Es una empresa sistemática, sin escrúpulos y ventajista. Su eje es la campaña de propaganda de desprestigio, con estrecha coordinación mediática, que pone en circulación prejuicios y valoraciones divulgados desde la presidencia de la república, con abuso de supuestas fuentes de “inteligencia” y el recurrente expediente de la “amenaza terrorista” a la integridad del presidente y de su familia. Propaganda y contra propaganda, tendientes a suscitar en sectores atrasados y fanáticos de la opinión el odio irracional y la descalificación de todo lo que ponga en duda la hegemonía personal y el sentido tiránico que poco a poco devela la concentración arbitraria y desconsiderada de poder en el señor Uribe.


Todo ello carecería de dientes si no se combinara con la criminalización contraevidente y desvergonzada de dirigentes y parlamentarios. La lucha por la paz, la defensa de las víctimas, la acción de los defensores de los derechos humanos, el ejercicio de la oposición política, el sindicalismo que defiende los derechos de los trabajadores, la protesta estudiantil frente a la destrucción de la educación pública, el reclamo indígena por el derecho a la tierra, etc., son motivos que entran en el señalamiento de terrorismo o de complicidad con él. El ministerio de defensa orquesta la fabricación de “testigos”, el almacenamiento y filtración del “pruebas”, mientras la fiscalía, laxa con el verdugo Noguera, despliega sus “órdenes de batalla” y arrestos masivos.


Contra el Polo, todo vale. Los titulares que interpretan y manipulan la información se esfuerzan por mostrar la imposibilidad de la unidad, la supuesta incompatibilidad de puntos de vista. Estimulan las posturas y ambiciones personalistas. Levantan con delirio todo lo que muestre asentimiento al dogma oficial de la seguridad “democrática”, es decir, a la doctrina de guerra permanente y represión antipopular. Nada hay inocente u objetivo en esta campaña. Ella intenta explotar flaquezas transitorias. El PDA sigue siendo un proceso de unidad, plural y en formación. Justamente por ello, la identidad y coherencia con los objetivos y tareas alternativas para el cambio democrático pasan a ocupar un lugar central en las condiciones de la crisis nacional en desarrollo. Esto incluye la decisión de liderar la movilización de masas, la resistencia a las arbitrariedades, la defensa de las libertades y derechos democráticos, el apoyo internacional a la búsqueda de la paz, la solidaridad con los perseguidos (as). Pero exige, sobre todo, hacer de sus consignas de cambio democrático y asamblea nacional constituyente el eje de la agitación, la propaganda, la pedagogía y la organización populares. Este es un compromiso insoslayable, que, además, no admite espera..


La unidad que encarna el Polo se expresa en la dinámica de sus propósitos. Las tendencias a liquidarlo tempranamente serán superadas por la unidad de acción práctica, que repare más en el pueblo y sus exigencias para la lucha, y menos en las trampas que desenfundan los señores del dinero y de la guerra.

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