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Marcos Roitman Rosenmann |
Marcos Roitman Rosenmann
En todo informe que se precie, cuando se analiza la juventud del siglo XXI, se destaca su elevado nivel de formación. Se le atribuye estar mejor capacitada y tener, dado la evolución informática, una visión del mundo de la cual carecían sus homólogas del siglo XX. Los adelantos tecnológicos les brinda estar en las redes sociales y gozar de una comunicación horizontal, más democrática y abierta con una velocidad de vértigo. Vivir al instante lo que sucede en el mundo. Asimismo, se le adjudican comportamientos inherentes a su tiempo, ser emprendedores, independientes, decididos y sobre todo competitivos. Asimismo, estadísticas publicadas por organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), subrayan la disminución del analfabetismo y la baja deserción escolar en las últimas décadas. Tal circunstancia se refleja en un aumento de la juventud que desea seguir estudios universitarios y de posgrado, lo cual abre un abanico de oportunidades para los jóvenes, ávidos de incorporarse al mundo laboral. Cada vez son más los jóvenes que culminan con éxito sus ciclos escolares.