* Política de hostigamiento y persecución ha llevado al desplazamiento forzado a más de millón y medio de mujeres en Colombia
Al expresar su saludo y el de los militantes del Partido Comunista Colombiano, integrante del Polo Democrático Alternativo (PDA), a las mujeres en su día, el concejal Jaime Caicedo Turriago se unió a la denuncia hecha esta semana por Naciones Unidas en el sentido de que más de millón y medio de colombianas son ahora refugiadas en su propio país como consecuencia de la persecución y el hostigamiento criminal de los grupos ilegales, especialmente pertenecientes a las organizaciones narco paramilitares, hoy llamadas eufemísticamente Bacrim.
Al tiempo, destacó el papel de primera línea en la defensa de la vida y de los derechos humanos que un combativo y creciente grupo de mujeres ha venido cumpliendo en la vida nacional. “Entre ellas, Gloria Inés Ramírez, actual senadora de la República, quien ha sido parte importante de este gran movimiento femenino que lucha incansablemente por la vigencia de los derechos y de las libertades democráticas para el conjunto de la sociedad colombiana y que a su vez, ha sido víctima de señalamientos, mentiras y argucias leguleyas con la pretensión de sacarla a empellones del escenario político nacional, tratando de desconocer no sólo su legítimo derecho a la participación, sino incluso a la existencia misma”, indicó Caicedo.
El cabildante capitalino y dirigente nacional del PDA dijo que si bien Bogotá viene avanzando durante las dos últimas administraciones en la ampliación de garantías y beneficios para las mujeres, aun queda un largo camino por recorrer. “No basta con declaraciones y políticas públicas bien intencionadas. Es claro que en la ciudad, no sólo como producto del llamado “desplazamiento forzado”, sino como resultado de la pobreza generalizada y de la real falta de oportunidades, las mujeres continúan siendo un grupo extremadamente vulnerable, no sólo en el ámbito social en general, sino también en el familiar. La violencia, en sus múltiples manifestaciones, las golpea crudamente. El abandono de sus compañeros las lleva a engrosar el ejército de madres solteras cabeza de hogar, empujándolas a roles y compromisos forzosos que obstaculizan su desarrollo personal y que imponen duras condiciones económicas al núcleo familiar”.
Jaime Caicedo reclamó un compromiso mucho más firme de la sociedad entera y de los gobiernos nacional y local para revertir el rumbo que para la mayoría de las mujeres pobres de la ciudad y del país marca la discriminatoria y recesiva situación social y económica que vive Colombia. “Es claro que al trabajar por mayor justicia con las mujeres, en todos los planos, estaremos trabajando paralelamente para equilibrar las cargas en los núcleos familiares, para ofrecer mayores garantías a la infancia y para construir un escenario de entendimiento, solidaridad y paridad con el mundo masculino. Allí es donde debemos dirigir todos los esfuerzos, pues al fin y al cabo una sociedad más justa y equitativa da paso a mayores niveles de bienestar y felicidad para todos sus integrantes”, señaló.
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