Prólogo a un libro de Jaime Caycedo
Por :Álvaro Vásquez del Real
Este libro es una significativa contribución de los comunistas colombianos al esclarecimiento de los principales temas de la acción política en Colombia y América Latina, en una etapa en que crecen las luchas populares y en que la izquierda gana posiciones en el continente.
En su conjunto, el texto contiene una visión coherente y articulada de los elementos que determinan hoy lo principal del acontecer político para el movimiento popular. El rasgo principal de estos análisis es la profundidad en el tratamiento de los distintos aspectos que aquí se consideran. El autor desarrolla un método que le permite lograr relievar las cuestiones tratadas y destacar las estrechas relaciones entre los aspectos inmediatos del momento político, sus orígenes estructurales y sus antecedentes generales. Critica los enfoques, tan comunes entre nosotros, que «desconectan los fenómenos cotidianos de sus raíces estructurales». Se presenta así ante el lector una concatenación causal y una ligazón clara entre los distintos puntos que se someten a este enfoque de principios.
En el contenido del estudio se destacan, dentro de ese criterio, los principales componentes de la política colombiana y continental, que son de la esencia de esta época. Tiene una gran fuerza la presentación del Plan Colombia, el cual se analiza en todas sus faceta esenciales, como elementos integrados tanto al sistema de dominación imperial del gobierno de los E. U. , incluyendo los periodos del Clinton y de Bush, a los intereses del bloque de poder en Colombia, a la realidad de la lucha armada colombiana y a los cambios en el continente, todo ello con el telón de fondo del pretexto de la lucha contra las drogas. Se explica así la manera como la formulación del plan retoma el concepto primitivo de «narcoguerrilla» como núcleo de la estrategia del plan y lo resume como un «proyecto que combina lo militar y lo político, lo institucional y lo jurídico, con lo económico, que postula una idea de gobernabilidad sin cambios y sin reformas» (pág. 46), al tiempo que muestra su carácter internacional, cuyos objetivos abarcan mucho más que el tema puntual de los problemas internos del país.
También es original de este texto la forma como se presenta el conocido de la lucha armada insurgente en nuestro país. Criticando a aquellos que se sustraen al análisis de este problema, con los más variados pretextos como son la condena de su vigencia en el mundo actual, o la visión despectiva de sectores de estudiosos que minimizan su importancia y lo ignoran, y la más lamentable de aquellos que prefieren no crearse problemas dentro del ambiente actual de la condenación contrainsurgente y su acción correspondiente en que está comprometido el gobierno de Uribe Vélez. En este caso, el análisis es una invitación al mismo tiempo, sobre todo a los sectores académicos, a emprender un estudio serio y analítico de este aspecto que ocupa un sector del escenario político colombiano y que, de una u otra forma, está presente en la cotidianeidad de la situación de nuestro país. El texto pone la atención en la consideración de que cualquier desarrollo del proceso político colombiano está obligado a tener en cuenta el conflicto interno, el cual va a jugar de todos modos un papel determinado en los desenlaces sociales y políticos. Aun cuando mortifica a muchos analistas, no puede borrarse de una plumada ni puede esconderse debajo de la alfombra.
Partiendo de esas premisas, el libro toca en forma multifacética y en varios pasajes del texto así como lo hace con el tema del Plan Colombia, esta cuestión para evaluarla ampliamente. Seguramente es difícil encontrar en algún otro estudio un tratamiento tan amplio y objetivo, del fenómeno de la insurgencia en Colombia, que el texto califica como uno de los rasgos puntuales de la vida política colombiana.
Teniendo como punto de referencia la caracterización general de que estamos ante una crisis estructural y profunda, de la cual la lucha insurgente es una manifestación de largo plazo, Caycedo señala que el conflicto péndula sobre la crisis política y «la empuja hacia una crisis nacional por su contenido de inconformidad y de protesta social». Al mismo tiempo –y este es uno de los ejes del análisis- la tesis que aquí se sostiene como punto de mira esencial, es el énfasis en la tremenda carga política que contiene la lucha por la paz democrática, que no es simplemente una salida para lograr «una Colombia sin guerrillas» como lo proclamaba Álvaro Gómez Hurtado y lo repite ahora machaconamente el presidente Uribe, sino una posibilidad creadora de avances democráticos y de elevación hacia un nivel más alto, de las condiciones para la acción popular transformadora. El criterio aquí relievado es el de la doble y mutua dependencia de la paz democrática en relación con los cambios políticos, incluyendo las perspectivas de modificación del sistema. En esa forma se concluye que «solo un cambio político puede abrir efectivamente las puertas de una solución política negociada». Y a la vez, «solo una paz democrática puede abrir la perspectiva de la convivencia estable normada democráticamente» (pág. 169). Lo que sugiere que la superación del conflicto interno colombiano solo podrá lograrse con un cierto cambio del sistema de poder y dentro de éste, un relevo del tipo de gobierno que encarna Uribe Vélez, el cual se caracteriza precisamente por ser un régimen basado en la guerra interna, la cual, a la vez, se ha convertido para el bloque de poder actual en un elemento necesario de prolongación de su dominio.
Estas consideraciones remiten a la crítica de posiciones conciliadoras y de las ilusiones de salir de la crisis por la vía de los acuerdos y las concesiones al poder reaccionario. Es posible que en la medida en que el desgaste de éste entre a una fase crítica, surjan, como ha pasado ya en diversos episodios de nuestra historia política, las propuestas del tipo de «la patria por encima de los partidos», que han dado vida a esperpentos como el aberrante «Frente Nacional». Por tanto, como se reafirma en este libro con argumentos y con seriedad investigativa, las concepciones realmente renovadoras no tienen que ver para nada con estas variantes de supuestas «salidas» de la crisis.
Adicionalmente, el estudio de Caycedo avanza la tesis de la relación de la lucha colombiana por la paz democrática con el marco de la nueva etapa de lucha de los pueblos de América Latina, en un escenario de progreso social y político. Por eso, asegura que esta lucha «no puede ser ya solo una consigna interna de las fuerzas populares de Colombia, sino que debe ser una tarea de la movilización social latinoamericana» (pág. 173).
Por último –y esto es también un eje de la posición permanente de los comunistas en el país- el texto presenta un esbozo de la marcha, que ahora viene apretando el paso, de los procesos de unidad de las fuerzas democráticas y de las vertientes que se reclaman de la izquierda social y política. En el libro se presenta en forma breve, el desarrollo de los elementos que están en pleno despliegue en la actualidad, de la conformación del Polo Democrático Alternativo, a partir de su creación a finales del año 2005. En el texto hay un aporte valioso sobre todo al examen de los nuevos componentes de la unidad, en cuanto a la experiencia de la lucha en este frente, la cual ha tenido en Colombia las más variadas formas y las más originales manifestaciones. Partiendo de la definición del PDA como « una unidad de unidades en convergencia programática, política y práctica» se señala cada uno de sus rasgos promocionales, que se proyecta hacia la formación de una auténtica alternativa que se inscribe en el cuadro de las tendencias transformadoras del continente.
Ediciones Izquierda Viva. http://www.izquierdaviva.com/Bogotá.
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