Por:Gabriel Becerra
Bogotá, octubre 20 (PCC). Llegada la hora de las definiciones electorales el domingo 28 de octubre, bien vale la pena refrendar algunas de las razones por las cuales hay que salir masivamente a votar por el Polo Democrático Alternativo, y en especial, por Jaime Caicedo al Concejo de Bogotá. A los demócratas y revolucionarios no nos guía el frío cálculo de los apetitos personales o la feria de ilusiones y mentiras con los cuales se adorna el teatro electoral, en una democracia de papel como continúa siendo la colombiana. Vamos a las elecciones como parte de la batalla contra un sistema y un régimen violento y opresor que pretende perpetuarse. Lo hacemos a conciencia, sin engaños, sin falsas ilusiones, porque sabemos que al pueblo lo salva el pueblo y no ningún candidato o caudillo por más brillante que éste sea.
Y en esa batalla, en medio de la maraña de empresas electorales, nombres y números por doquier, hay hombres y mujeres con decoro, es decir, con dignidad, honestidad y compromiso verdadero con las transformaciones sociales. Uno de ellos sin que quepa la menor duda es Jaime Caicedo, el luchador de toda una vida, el profesor universitario, el intelectual orgánico, el comunista, pero en especial el dirigente comprometido con la causa de la unidad de la izquierda y del pueblo, como única salida viable a la tragedia nacional y a una apertura democrática para una paz justa, frustrada para todas las generaciones colombianas hasta el momento.
Jaime Caicedo es el candidato en la principal ciudad del país donde la izquierda ha emprendido un camino de democratización social y política que aspiramos a irradiar en toda la Nación. Es Bogotá el corazón de un amarrillo esperanza representado en la unidad del PDA y es aquí donde uno de sus mejores hombres puede cumplir un papel destacado, no solamente como vocero y gestor colectivo de un modelo democrático de ciudad desde el cabildo distrital, sino como un batallador de ideas en un proceso político que necesita ampliarse, crecer y mantener una conducta de lealtad con los intereses populares. La acción y la voz de Jaime es prenda de garantía en este propósito.
Algo más y que es importante reconocer es el proyecto histórico y colectivo que se expresa en su candidatura. Por diversos medios la oligarquía ha querido borrar del mapa a la oposición política, particularmente a la izquierda revolucionaria y comunista. La guerra sucia logro arrebatarnos miles de luchadores y como testimonio trágico levantamos la memoria de los mártires de la Unión Patriótica, no lo hacemos como simple testimonio, sino como parte de una lucha viva y un compromiso irrenunciable con un proyecto de democracia y paz hoy representado en la unidad y el ideario del Polo Democrático Alternativo.
Es por esto que no dudamos en afirmar que con Jaime Caicedo el Concejo capitalino recupera una vocería popular; el PDA fortalece y cualifica su equipo de representantes, y los sectores revolucionarios garantizamos un delegado consecuente en la lucha por superar las desigualdades y hacer realidad los derechos de la gente.
Bogotá, octubre 20 (PCC). Llegada la hora de las definiciones electorales el domingo 28 de octubre, bien vale la pena refrendar algunas de las razones por las cuales hay que salir masivamente a votar por el Polo Democrático Alternativo, y en especial, por Jaime Caicedo al Concejo de Bogotá. A los demócratas y revolucionarios no nos guía el frío cálculo de los apetitos personales o la feria de ilusiones y mentiras con los cuales se adorna el teatro electoral, en una democracia de papel como continúa siendo la colombiana. Vamos a las elecciones como parte de la batalla contra un sistema y un régimen violento y opresor que pretende perpetuarse. Lo hacemos a conciencia, sin engaños, sin falsas ilusiones, porque sabemos que al pueblo lo salva el pueblo y no ningún candidato o caudillo por más brillante que éste sea.
Y en esa batalla, en medio de la maraña de empresas electorales, nombres y números por doquier, hay hombres y mujeres con decoro, es decir, con dignidad, honestidad y compromiso verdadero con las transformaciones sociales. Uno de ellos sin que quepa la menor duda es Jaime Caicedo, el luchador de toda una vida, el profesor universitario, el intelectual orgánico, el comunista, pero en especial el dirigente comprometido con la causa de la unidad de la izquierda y del pueblo, como única salida viable a la tragedia nacional y a una apertura democrática para una paz justa, frustrada para todas las generaciones colombianas hasta el momento.
Jaime Caicedo es el candidato en la principal ciudad del país donde la izquierda ha emprendido un camino de democratización social y política que aspiramos a irradiar en toda la Nación. Es Bogotá el corazón de un amarrillo esperanza representado en la unidad del PDA y es aquí donde uno de sus mejores hombres puede cumplir un papel destacado, no solamente como vocero y gestor colectivo de un modelo democrático de ciudad desde el cabildo distrital, sino como un batallador de ideas en un proceso político que necesita ampliarse, crecer y mantener una conducta de lealtad con los intereses populares. La acción y la voz de Jaime es prenda de garantía en este propósito.
Algo más y que es importante reconocer es el proyecto histórico y colectivo que se expresa en su candidatura. Por diversos medios la oligarquía ha querido borrar del mapa a la oposición política, particularmente a la izquierda revolucionaria y comunista. La guerra sucia logro arrebatarnos miles de luchadores y como testimonio trágico levantamos la memoria de los mártires de la Unión Patriótica, no lo hacemos como simple testimonio, sino como parte de una lucha viva y un compromiso irrenunciable con un proyecto de democracia y paz hoy representado en la unidad y el ideario del Polo Democrático Alternativo.
Es por esto que no dudamos en afirmar que con Jaime Caicedo el Concejo capitalino recupera una vocería popular; el PDA fortalece y cualifica su equipo de representantes, y los sectores revolucionarios garantizamos un delegado consecuente en la lucha por superar las desigualdades y hacer realidad los derechos de la gente.
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