Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

miércoles, 21 de mayo de 2014

En primera vuelta: Fortalecer la alternativa

Planteamiento del Partido Comunista


En vísperas de la primera vuelta, la cúpula del poder juega con fuego en el común asedio contra las libertades democráticas, la libre decisión del voto y las esperanzas de democratizar la vida pública. Desde el control del poder ejecutivo Santos ha dosificado calculadamente las revelaciones cada vez más escandalosas de la informática librada a las Andrómedas y a los hackers, amamantados secretamente en el oscuro entrevero de la Inteligencia militar y las nuevas prerrogativas de la Ley 1621 de abril de 2013, llamada de inteligencia y contrainteligencia. Las armas digitales de la guerra también funcionan en la política de las alturas.  

 


Han saltado trapos sucios de uso común de uribistas y santistas. JJ Rendón es uno de los artífices de la peligrosa nueva derecha latinoamericana, amiga de la desestabilización de los gobiernos autonomistas y democráticos de la región, fungió como asesor  Santos hasta que sus enredos con dineros y exfuncionarios de palacio lo retornaron a Miami. Se trata de un estratega y un intermediario de las financiaciones ilegales, incluidas las que intentan la desestabilización de Venezuela.


La desesperación del reeleccionismo por el curso remolón de las encuestas, atoradas en el rango del 27 al 32%, alienta la polarización con Zuluaga como el mito definidor en la perspectiva de la segunda vuelta. El gobierno, en su afán de perdurar otro período piensa que en esa confrontación puede convocar a abstencionistas y opositores de izquierda a respaldar a Santos con tal de salvar la paz.


De espaldas al verdadero debate nacional.


Entre tanto, los grandes medios cooptados por el gobiernismo lanzan su cortina de humo sobre los aspectos dinámicos que han sucedido en el curso de esta campaña a primera vuelta, sobre todo, el pre acuerdo logrado en La Habana entre insurgencia y gobierno sobre Cultivos y drogas, antecedido de un cese al fuego unilateral pero, además, establecido en común por las Farc ep y el ELN durante las votaciones presidenciales de mayo, importante gesto de buena voluntad sin antecedentes, que contrasta con el reiterado guerrerismo oficial.


El pre acuerdo sobre Cultivos y drogas puede verse desde un ángulo distinto del que muestran los medios. Compromete al gobierno por vez primera a pensar una política nacional, autónoma, es decir no dependiente exclusivamente de la fracasada guerra de fumigaciones y erradicación forzada impuesta por los Estados Unidos. Resalta la necesidad de atender y respetar las propuestas y las decisiones de las comunidades en torno a la sustitución voluntaria de cultivos con base en los acuerdos de las mismas con el Estado. Destaca la obligación del gobierno en el seguimiento y desmonte del lavado de activos. Establece el convenio del desminado como una acción bilateral. El tema del consumo debe ser tratado como un problema de salud pública, entre otros importantes puntos. Podría afirmarse que el debate que se elude en el país tiene un alto relieve en la negociación de La Habana. Dos otros aspectos han tenido relevancia en relación con los debates de fondo: las medidas cautelares, por fin concedidas al alcalde de Bogotá en la pugna con el autoritarismo del Procurador; el impacto agitacional, las concesiones conseguidas por el paro nacional agrario y las movilizaciones de la Cumbre agraria en las últimas semanas; sin que hubieran llegado a convertirse en ejes de la campaña política.


Contra la ingeniería perversa del “voto útil”.


En síntesis, la derecha gobernante y la ultraderecha maniobran para forzar desenfocar la atención pública de los grandes problemas sociales y políticos del país al reducir el debate a la pelea por el control de los sistemas de inteligencia privatizados y convertidos en otra arma de la contrainsurgencia, apuntada incluso contra el propio proceso de diálogo que el gobierno ha manejado, más como una bandera electoralista que como una política de paz de Estado. La fracción guerrerista de la oligarquía insiste en un  modelo de paz con base en el sometimiento. La fracción pro negociación se inclina a respaldar la posición del gobierno en materia de paz, con algunas críticas adjetivas.


La actitud del Polo se ubica en esta línea sin abordar de fondo la Agenda de seis puntos de La Habana, lo que le permitiría diferenciarse tanto del guerrerismo, representado en Zuluaga, como de la derecha pro diálogo encabezada por Santos, Martha Lucía Ramírez y/o matizada por Peñalosa. Esa distinción es clave si se focaliza una población propensa al voto alternativo de opinión, la amplia franja del abstencionismo de izquierda y de protesta que podría decidir un eventual tránsito a segunda vuelta.


La disyuntiva en primera vuelta no es Santos – Zuluaga. Con sus limitaciones, la alternativa en primera vuelta es el voto Clara – Aida, la formula de izquierda que representa un voto de intención, orientado a cambios y reformas democráticos en una perspectiva de tránsito hacia la solución política, la verdad, la justicia y la reparación, las libertades, la reconstrucción de la convivencia a través de un proceso constituyente y la plena inclusión. Los comunistas y la Unión Patriótica vamos en esta dirección que significa la reafirmación de una conducta creadora, ajena al sectarismo, hacia una nueva cultura de la unidad.



PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO


Jaime Caycedo Turriago


Secretario General



Bogotá, mayo 20 de 2014

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