Sobre la combinación de las formas de lucha
Análisis
Cualquier lucha es reprimida en Colombia
Reproducimos esta ponencia del camarada Jaime Caycedo sobre "La combinación de las formas de lucha en Colombia", elaborada hace tres años, pero de enorme actualidad, para contribuir al análisis desapasionado, mas no desprovisto de sentimientos, sobre la realidad colombiana. Este es un imperativo de la nueva realidad que están viviendo los pueblos latinoamericanos.
Por Jaime Caicedo Turriago. Secretario general delPartido Comunista Colombiano. Aparte del libro. Alerta que camina. Los Bolivarianoshoy en Nuestra América. Compilador Ramón Bussi.Ediciones emancipación. Buenos Aires. Fecha decatalogación 07. 02. 2003, páginas 84 a 87. Las formas de lucha, ¿el problema?:
Las formas de la lucha armada en el área andina hanpersistido bajo un desarrollo comprobable en Colombia.Se trata, sin duda, de un componente de la tragediahistórica que vive el pueblo colombiano. La búsquedade una salida incruenta, pacífica, democrática,humanista, de esta situación, es un propósitocompartido por las fuerzas revolucionarias, laizquierda y el campo democrático.La realidad colombiana mostró la eficacia de losproyectos revolucionarios y de sus avances políticos.Durante largos años, sectores intelectuales hanintentado responsabilizar de tal avancea la aplicación de la táctica de combinación de todaslas formas de lucha, formulación teorizada por elPartido Comunista Colombiano como característica de larespuesta popular al régimen de represión y violenciaque ha caracterizado un prolongado período de lahistoria contemporánea del país. Los voceros del establecimiento colombiano se hanapropiado esta explicación para justificar la guerrasucia y la polarización de la sociedad. Pero laexperiencia histórica real ha mostrado dosconsecuencias subestimadas por los analistas.Por un lado, el desarrollo de las organizacionesarmadas muestra que su crecimiento ha guardadorelación con el mantenimiento de su potencialpolítico-militar como con el planteamiento de unasolución política fundada en la posibilidad deacuerdos sobre reformas de alcance democrático en laestructura de la sociedad. Esa faceta de su proyecciónsocial explica su permanencia, su implantaciónterritorial y su incidencia política en la vidanacional.Por otro lado, esto es posible únicamente porque elfenómeno guerrillero tiene un origen en laproblemática social y política de la historia deColombia. No fue un proceso inducido desde elexterior, como tan persistentemente lo enfocó elcriterio contrainsurgente anticomunista de inspiraciónyanqui. Tampoco partió de concepciones de metodologíaterrorista. Sus métodos han sido los de la luchairregular de guerrillas agrarias, sistematizados trasuna experiencia social centenaria, que han idourbanizándose más y más, con una adaptación a lascondiciones de la guerra en un escenario que no estodavía el de la guerra civil generalizada. Nosignifica esto restarle gravedad a la agudización delconflicto, a su escalamiento, al gigantismo militarque implica la contrainsurgencia como política delEstado o el intervencionismo estadounidense.Incluir a las guerrillas de las FARC y el ELN en laslistas de organizaciones terroristas, al lado de losparamilitares, e igualar a aquellas con éstos, es unacto de mala fe para encubrirle la cara al instrumentoprincipal del terrorismo de Estado: elparamilitarismo.La complejidad sociopolítica de la insurgenciacolombiana no es reducible al narcotráfico, como lopretenden los voceros del imperialismo. La producciónde narcóticos es un rasgo del capitalismocontemporáneo que alimenta una acumulación del sistemafinanciero internacional a través del lavado decapitales, lo que ha permitido a una franja de laburguesía asociarse en mejores condiciones con elmundo transnacional. Decir que solo la guerrilla capta recursos de esafuente es decir mucho y no decir nada. Elparamilitarismo, que goza del amparo oficial, sealimenta casi exclusivamente de ella. Y el sistemafinanciero, el mercado de tierras rurales, el mercadoinmobiliario urbano, el nuevo latifundismo, el gruesodel contrabando, el mercado de armas, etcétera,etcétera. Sólo un cambio sociopolítico que modifiquela estructura del sistema económico colombiano puedecambiar radicalmente esta situación, que implicaría,entre otras cosas, una reestructuración de lasactuales relaciones de propiedad agrarias y delsistema financiero. La permanencia de estos factores críticos queincorporan y correlacionan lo económico, lo social, lopolítico y lo político-militar caracterizan lasituación de Colombia y el "peligro" para la región.La orientación predominante en el gobierno de ÁlvaroUribe Vélez es la de escalar la guerra, militarizaraún más la sociedad para restablecer la seguridad y elorden en beneficio de unos cuantos ¿Qué remedio eséste que consiste en impedir el cambio a favor de unaequidad y de una justicia social, al costo de unamayor confrontación, dolor y riesgo para el pueblo?Todavía hay quienes piensan en el campo de laizquierda que la causa de la crisis nacional está enla existencia de la lucha armada guerrillera. El fenómeno guerrillero hace parte de una realidadhistórica y por lo tanto de la crisis. Pero más que sucausa ha sido su consecuencia. En las actualescondiciones, en que se agudiza el conflicto internopero no es aún una guerra civil; donde hay eleccionesy lucha social en confrontación con el modeloneoliberal pero no hay democracia, la conjugación delas diversas formas de lucha no es la directriz de unpartido político determinado sino un fenómeno desociedad que se complejiza más y más, cuyodesenvolvimiento dependerá de la unidad de las fuerzascomprometidas en la transformación del estado de cosasexistente en torno a un proyecto democrático, popular,avanzado, de cambio con soberanía y justicia social. La combinación de las formas de lucha de masas,incluyendo la lucha armada guerrillera como unarealidad insoslayable del país, tiene hoy el sentidohistórico de la búsqueda de una solución política,popular, democrática de la crisis, y del logro de lapaz por la vía del diálogo, los acuerdos bilaterales,las concesiones mutuas, la aprobación popular de losacuerdos, sin la intervención militar de los EstadosUnidos. La esencia de esta solución es laparticipación del pueblo en todos sus momentos, susniveles, sus decisiones, su escenificación y susconsecuencias para la construcción de un nuevo poderpolítico, incluyente, pluralista, y realmentedemocrático. A modo de conclusión:
Si lo dicho tiene algún sentido, el terrorismo no esel problema real del mundo andino. La guerraantiterrorista es un invento para encubrir laimposición de un proyecto neocolonial. El dolor decabeza del imperialismo es vérselas,cada vez más,conhechos políticos que incorporan a los pueblos a lalucha por distintos caminos y con diversos métodossobre los carriles del poder político. Si el poderpolítico no lo es todo ni lo resuelve todo en un mundoglobalizado, en ninguna parte como en la región semuestra tan patente su necesidad en manos del pueblopara derrotar el montaje tradicional oligárquico. Laexperiencia viviente del gobierno de Chávez enVenezuela alienta con su ejemplo las opciones decambio. Se amplían en cada vez más países lasposibilidades para la izquierda. La lucha socialadquiere dimensiones y alcances cada vez mayores y máspolíticos a lo largo y ancho del continente.
La lucha frente al ALCA y el propósito militarista delPlan Colombia congrega a pensar con mente propia lassolidaridades, las acciones comunes y la comunidad deobjetivos para una integración política, económica,cultural y defensiva de los pueblos y Estados Latinoamericanos y caribeños, con plena autonomía ensu proyección y en sus decisiones.
Esta tarea empieza a ocupar el primer plano de las luchas
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