Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

viernes, 8 de abril de 2016

Paramilitarismo en Boga

Manuel Humberto Restrepo Domínguez

El paramilitarismo hizo una breve demostración de capacidad militar con un paro armado que paralizó parte de la movilidad, comercio y actividades en cuatro departamentos del noroccidente del país, y el Ministerio de Guerra, solo consideró que es una respuesta porque el gobierno los está golpeando donde más les duele.



La intimidación armada en parte de Antioquia, Córdoba, Cesar y Bolívar, estuvo antecedida de panfletos amenazantes y asesinato de líderes sociales, defensores de tierras y defensores de derechos humanos, en otros departamentos y es evidente que no se trata de Bandas Criminales, ni de clanes familiares, ni de bandidos con ejercito propio,  si no de estructuras paramilitares, articuladas en un sistema de organización de redes descentralizadas, que siguen actuando con la aquiescencia o tolerancia de agentes del estado y que desarrollan un proyecto concreto de país, afianzado en el capital que se reproduce por despojo y se sirve de apoyo político legal y base social.


           Su capacidad alcanza para desestabilizar, controlar territorios y evadir el orden legal y jurídico del país. Tienen experticia en el control de impunidad como lo han demostrado con tecnicismos, interposición de recursos dilatorios y creación de barreras jurídicas y complejos lobbies políticos que han impedido la devolución de tierras, la expropiación de bienes y la investigación y condena de responsables del ejercicio de la política asociada al paramilitarismo y a actuaciones de barbarie.


           No se trata de una familia Úsuga, ni una familia Comba, ni una Constru en Putumayo, ni unos nuevos Centauros en Casanare, ni de oficinas de bandas en ningún lugar, lo real es paramilitarismo o neo paramilitarismo o paramilitarismo de otra generación, pero en todo caso paramilitarismo, paracos. No resulta casual que al mismo tiempo que se formalizaban las conversaciones de paz con el ELN, se intensificaran las acciones criminales contra las organizaciones sociales que claman por la paz y en complemento produzcan un paro armado. Similar libreto siguieron hace una década cuando estaba lista una zona de Despeje en Santander para iniciar conversaciones con la misma insurgencia del ELN en el marco del régimen de la Seguridad Democrática. Allí nació el Movimiento de No al Despeje que arrastró a la protesta y bloqueos a campesinos alentados de Puerto Boyacá a Barranca y que posteriormente en otra similar faceta en Pradera y Florida en el Valle del Cauca, directamente el Ministro de Agricultura (Andrés Felipe Arias hoy fugitivo condenado por Agro Ingreso Seguro) se estrenara como caudillo de relevo, que le valió el apodo de Uribito.


          A los paramilitares de hoy, se les nombra con nombres elaborados para desmemorizar, a históricos, como rastrojos, águilas negras y blancas o perversamente Gaitanistas -cuyas prácticas de barbarie están lejos del sentimiento popular hacia Gaitán-. En común usan una retórica social cínica y engañosa para vaciar de contenido la memoria de las luchas de un pueblo contra sus opresores y asesinos, el significado popular de lo que invocan no corresponde a la realidad de los que luchan. Los paramilitares están al servicio del exterminio, despojo, saqueo y terror contra aquellos a los que se dirigen para convocarlos a movilizarse, a silenciarse o a irse. Su modus operandi es de engaño, de estratagema, de crueldad, de maldad, para someter a los más débiles a su arbitrio, mejorar las rentas de sus negocios legales e ilegales, perfeccionar las condiciones del control social y favorecer políticamente a la extrema derecha hoy encarnada en el llamado Centro Democrático.


          Los civiles desarmados del Centro Democrático y los armados ilegales del paramilitarismo, se encontraron esta primera semana de abril, en un mismo tiempo real y en un mismo plano de actuación para manifestarse contra la paz. Las dos partes de un mismo todo se afectan notablemente con el solo hecho de que el ELN haya entrado en conversaciones de Paz, se les reducen los espacios de oposición cuanto más se acerque el fin de la guerra. En la misma semana de oposición a la paz, paramilitares y Centro Democrático dispararon al tiempo, los unos con armas de fuego y los otros con lánguidas movilizaciones, para las que reclamaron los mismos derechos que la Seguridad Democrática eliminó a sangre y fuego para quienes se levantaron en esas mismas calles para defender la vida con dignidad degradada por el régimen Uribe. Vale destacar la moraleja que queda y habrá que tenerlo en cuenta en la construcción de Paz y de igualdades, de que los derechos son para todos y que la protesta es legítima, aun cuando el interlocutor que ahora la reclama la haya abominado, perseguido y violentado.


              La estrategia de oposición armada en boga y desarmada en fuga, dejó el asesinato de nueve militares, quema de vehículos, el secuestro temporal de más de 20 personas y la sensación desdibujada entre sus militantes de que la  paz es la tragedia y la guerra la necesidad. Al final del balance queda al descubierto, que armados y desarmados parecen coincidir en la agenda o también que ambos obedecen a la misma agenda de Refundación de la Patria, que combina modos de actuación civil desarmada y acciones de barbarie militar. Tradicionalmente los nuevos opositores de extrema derecha, le llamaban combinación de formas de lucha que le imputaban a la izquierda y que sirvió para aniquilar a miles de militantes desarmados. Las armas esta vez fueron reorganizadas para declarar un paro armado y la movilización política desarmada para anunciar que defenderán con energía los derechos y libertades de sus asociados, gregarios de un proyecto de extrema derecha. La retórica y tono de voz de la agenda desarmada coincidió con la de los paramilitares y viceversa.



 P.D. El turno para presentarse en sociedad como oradores en la tribuna, al igual que en su momento Andrés Felipe Arias, con el No al Despeje, fue para Tomas y Jerónimo Uribe, quienes tratarán de utilizar su intervención para justificar sus engañosos anuncios de que son perseguidos políticos como han señalado sobre ellos y los otros sindicados y condenados del régimen

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