Eva Golinger |
Por Eva Golinger
En la ceremonia de los Premios Oscar este año hubo muchos comentarios sobre
la justicia social. La poca diversidad entre los nominados para estos
prestigiosos premios del mundo del cine no fue ignorada, más bien fue discutida
abiertamente por el moderador del evento, el comediante afro-estadounidense
Chris Rock, y varios presentadores y ganadores. Los ganadores del mejor guion
adaptado por la película “La Gran Estafa” también denunciaron los graves abusos
del poder cometidos por los bancos, las corporaciones y los políticos que
responden a intereses financieros. Haciendo referencia a la campaña
presidencial en Estados Unidos, el guionista y también director de la película,
Adam McKay declaró, “Ante todo, si no quieren que los bancos controlen al
gobierno, no voten por candidatos que reciben dinero de grandes bancos y
petroleras, o raros multimillonarios”.
El tema del abuso sexual estuvo muy presente en el show de los Oscars,
primero a través de un discurso del Vice Presidente de Estados Unidos, Joe
Biden, pidiendo apoyo para una campaña en contra del asalto sexual en las
universidades, (itsonus.org). Después, Biden
introdujo a la artista Lady Gaga, quien cantó la canción “Till It Happens To
You” del documental “The Hunting Ground”, sobre la violación sexual en las
universidades, en una apasionada y poderosa presentación en vivo acompañada por
jóvenes víctimas del abuso sexual. Y el gran ganador de Mejor Película, el
filme “Spotlight”, fue sobre la investigación periodística que desenmascaró el
escándalo del abuso sexual perpetrado por sacerdotes de la Iglesia Católica en
Boston y el estado de Massachusetts, y luego a nivel mundial. Al recibir su
premio, uno de los productores de la película, Michael Sugar, se dirigió al
Vaticano, diciendo, “Papa Francisco, es hora de proteger a los niños”.
Hubo otros momentos en donde estuvo resaltado el pensamiento progresista de
las estrellas de Hollywood y su esfuerzo para utilizar su medio para promover
la justicia social. No obstante, las palabras sin acciones no cambian al mundo.
Este no es un texto sobre los Oscar ni es una crítica contra el Hollywood de
los millonarios de izquierda que se lavan las manos contribuyendo dinero a
causas progresistas pero a la hora de actuar no dan la cara. Como sabrán por el
título de este artículo, el tema es otro.
Solo hago mención de un discurso más de la ceremonia de los Oscars, el de Leonardo DiCaprio, quien por
fin ganó el premio del Mejor Actor por su fuerte actuación en la película “El
renacido”. DiCaprio es un conocido activista ecológico, pro-ambiente, y tiene
su propia Fundación Leonardo DiCaprio que se dedica a la protección y defensa
de la tierra, el eco-sistema y las comunidades indígenas a nivel mundial. En su
muy esperado discurso casi finalizando la noche de gala de los Oscars, DiCaprio
no dejó de mencionar su pasión por el ambiente. “El 2015 fue el año más
caliente de la historia… el cambio climático es real, está pasando en este
momento, es la amenaza más urgente contra nuestra especie y tenemos que
trabajar de manera colectiva y dejar de aplazarlo”, dijo. Luego, el famoso
actor declaró, “Necesitamos apoyar a líderes alrededor del mundo que no hablan
en nombre de grandes corporaciones, pero quienes hablan por toda la humanidad,
por los pueblos indígenas del mundo y por las miles de millones de personas que
son más afectadas, por los hijos de nuestros hijos, y por aquellas personas
cuyas voces han sido silenciadas por la política de la codicia”.
Sus palabras invocaron, para mí, la imagen de Hugo Chávez, un líder que
nació de la humildad del pueblo, honesto y con compasión y amor por toda la
humanidad, quien no le tembló la mano a la hora de enfrentar a los más
poderosos y peligrosos intereses a nivel mundial. Un hombre que levantó su voz
en apoyo a los pueblos del mundo en contra de la desigualdad, la explotación,
el despilfarro, la injusticia social y las guerras injustas, desafiando siempre
a las élites y las trasnacionales que buscaban silenciarlo.
El inmenso liderazgo de Chávez en Venezuela abrió el camino a otros grandes
defensores de la humanidad y de la Madre Tierra, luchadores contra las injustas
políticas del capitalismo que lograron, junto a sus pueblos, transformar a sus
naciones con procesos democráticos y justos, como Evo Morales en Bolivia y
Rafael Correa en Ecuador.
Chávez fue un ferviente defensor del planeta y de todos sus habitantes. En
su famoso discurso en Copenhagen en la Cumbre del Cambio Climático de las
Naciones Unidas en 2009, el líder venezolano hizo eco de las grandes protestas
anti-globalización, “No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Y en
consecuencia comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de
desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar
definitivamente con la especie humana”.
Chávez tenía claro la real amenaza que representaban los impactos
ambientales y la causa de los mismos, “El cambio climático es sin duda el problema ambiental más
devastador del presente siglo, inundaciones, sequías, tormentas severas,
huracanes, deshielos, ascenso del nivel medio del mar, acidificación de los
océanos y olas de calor, todo eso agudiza el impacto de las crisis globales que
nos azotan…Hablemos de la causa, no evadamos responsabilidades, no evadamos la
profundidad de este problema, la causa sin duda, vuelvo al tema de todo este
desastroso panorama es el sistema metabólico destructivo del capital y su
modelo encarnado: el capitalismo”.
Cito una última frase de su cargado discurso aquel diciembre del 2009 en el
frío de Copenhagen, “Hasta cuándo, nos preguntamos desde Venezuela señor
Presidente, señoras, señores, hasta cuándo vamos a permitir tales injusticias y
desigualdades; hasta cuándo vamos a tolerar el actual orden económico
internacional y los mecanismos de mercado vigente; hasta cuándo vamos a
permitir que grandes epidemias como el VIH SIDA arrasen con poblaciones
enteras; hasta cuándo vamos a permitir que los hambrientos no puedan
alimentarse, ni alimentar a sus propios hijos; hasta cuándo vamos a permitir
que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables; hasta cuándo
vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos
inocentes, con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros
pueblos. Cesen las agresiones y las guerras pedimos los pueblos del mundo a los
imperios, a los que pretenden seguir dominando el mundo y explotándonos”.
A que un actor de Hollywood utiliza un minuto ante las cámaras para recordar
la importancia de actuar para frenar el cambio climático - lo cual es
respetable - no es lo mismo que un mandatario, quien de paso lidera el país con
las más grandes reservas del petróleo del planeta, lo denuncia en un foro
mundial. Un líder quien además ya había sido víctima de un golpe de estado
promovido desde Washington y múltiples otros atentados contra su gobierno y su
vida.
No fue solo por su discurso anti-capitalista, anti-imperialista y en pro a
la humanidad que Hugo Chávez se convirtió en un blanco de poderosos intereses
mundiales. Chávez actuaba para poner en práctica sus palabras, Chávez
implementaba sus políticas, hacia realidad su visión. Retomó el control
soberano de la industria petrolera de Venezuela, que aunque había sido
nacionalizada en 1976 funcionaba como una empresa privada cuando él fue electo
en 1998. Nacionalizó importantes empresas y sectores estratégicas que estaban
en manos de trasnacionales, como la electricidad, la telefonía, y otros
recursos naturales incluyendo las inmensas minas de oro y minerales que estaban
siendo explotadas por corporaciones que causaban desastres ambientales y
saqueaban la riqueza del país, dejando al pueblo en la pobreza y la miseria.
Las políticas de Chávez mostraban que sí se puede encontrar un balance entre
las necesidades sociales y la prosperidad económica. En sus años como
presidente creó un gran sistema público para garantizar la salud, la educación,
la vivienda, el trabajo y la alimentación, y a la vez, creció la economía,
reapareció la clase media y expandió las relaciones internacionales con grandes
socios comerciales como China y Rusia que aportaban tecnologías y productos
importantes para el desarrollo del país. Venezuela estaba en un buen camino, a
pesar de las amenazas permanentes que buscaban socavar y desestabilizar al
gobierno, hasta que, de manera muy inesperada, Chávez falleció.
Este 5 de marzo serán tres años desde la muerte de Hugo Chávez y ya
Venezuela, y la región, es otra. En Argentina la derecha retomó el poder y el
Presidente Mauricio Macri ha pactado con las mismas instituciones financieras
internacionales que forzaron su país a la bancarrota hace 15 años. En Bolivia,
una sucia campaña de la oposición financiada con millones de dólares de
agencias estadounidenses logró impedir la posible reelección de Evo Morales en 2019, aunque las políticas del primer
presidente indígena de ese país andino lo han mejorado de manera innegable en
todos los ámbitos. En Ecuador, fuertes protestas respaldadas con financiamiento
y asesoría externa frenaron la posibilidad de un nuevo mandato del muy popular
y exitoso Presidente Rafael Correa. Y en Venezuela, una grave crisis económica,
altos niveles de corrupción y descontento social, y una oposición re-potenciada
y apoyada desde el exterior, amenazan con destruir la Revolución Bolivariana y
el legado de Chávez. Todo lo que intentó lograr Washington durante la gestión
de Hugo Chávez, hoy, en su ausencia, se está cumpliendo.
El cáncer de lo cual padeció Chávez fue inusualmente agresivo y sospechoso,
y cada día salen más evidencias sobre la clara posibilidad de que Chávez fue
asesinado. Solo saber que uno de sus edecanes más cercanos durante años, quien
estuvo a solas con él y quien le llevaba su comida, su café, su agua, hoy es un
testigo protegido en Estados Unidos. Las acciones ocultas de Leamsy Salazar y
su íntima colaboración con las agencias de inteligencia de Washington pronto se
darán a conocer.
Cuando Leonardo DiCaprio hizo su sorpresivo llamado para apoyar a los
“líderes del mundo” que luchan por la humanidad, líderes que trabajan por sus
pueblos y enfrentan las grandes trasnacionales y poderosos intereses, sentí
alivio y a la vez tristeza. Por fin alguien con su plataforma masiva, que llega
a miles de millones de personas alrededor del mundo de todos los sectores - sin
importar su ideología política - jóvenes, adultos, todos. Por fin alguien con
ese alcance reconoció la importancia de apoyar públicamente y masivamente a los
presidentes que son del pueblo y luchan por el pueblo, líderes como Chávez,
Evo, Correa, Maduro. Uno podría preguntarse, ¿por qué no lo dijo antes? ¿Por
qué no manifestó su apoyo a esos liderazgos que han sufrido golpes y atentados
contra sus gobiernos y sus vidas - acciones promovidas desde su país, Estados
Unidos - justamente por sus posturas y acciones que desafían a la élite
mundial? Bueno, de igual manera es importante hacerlo ahora. Nunca es tarde
para unirse a la lucha por un mundo más justo.
Martin Luther King Jr. declaró una vez, “Un hombre no mide su altura en los
momentos de confort, sino en los de dificultad y controversia”. Irónicamente,
esa frase también fue citada durante un discurso en los Premios Oscar.
En Estados Unidos, una campaña presidencial en marcha está por definirse
entre un loco racista billonario y la candidata de Wall Street y el Complejo Militar
Industrial. En América Latina, de nuevo la agenda neoliberal intenta imponerse
sobre la justicia social. Chávez ya no está, lo más probable es que fue
asesinado, y ahora intentan asesinar su memoria, su legado. Una memoria que es
nuestra, un legado que es de la humanidad. Puede ser que Washington cumplió su
objetivo con la desaparición física de Hugo Chávez, pero no hay que entregar el
bastón.
En momentos difíciles como estos es cuando hay que estar firmes y unidos,
con la cara en alta, luchando para seguir adelante.
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