Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

viernes, 6 de enero de 2017

El milagroso baile de los enemigos

Por: Arturo Guerrero

Una adivinanza: ¿a qué sonado acontecimiento cercano se parece este incidente de la Primera Guerra Mundial? Era la noche de navidad de 1914 en los helados campos de Flandes. La gran guerra se había iniciado hacía cuatro meses.



Agazapados en sus trincheras tiritaban de un lado los soldados británicos, franceses y belgas. Del otro, los alemanes. De súbito se escuchó la canción ´Noche de paz´ carraspeada por los alemanes, con oído de artillero. Estos propusieron a gritos ¨No disparamos, no disparen¨.



Franceses y belgas titubearon. Los ingleses, en cambio, aplaudieron y clamaron ¨más, más¨. Las tropas alemanas levantaron las cabezas sobre las fortificaciones y encendieron velas a lo largo de ellas.



Un oficial alemán alzó la voz: ¨soy un teniente, mi vida está en sus manos. Acabo de salir de la trinchera y camino hacia ustedes, ¿puede uno de sus oficiales encontrarse conmigo en la línea intermedia?



Un sargento británico caminó hacia el enemigo y hablaron. Otros lo siguieron. Aturdidos, se reunieron al comienzo unos mil soldados, arropados en esos sobretodos heroicos que se inventaron el cine. No bailaron. Eran solo hombres. A los regimientos les dio por jugar fútbol en tierra de nadie. Fútbol, ese baile masculino.



No había fuegos artificiales pero la noticia se regó como pólvora, por teléfono, en los 40 kilómetros del campo de batalla del frente occidental, desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza.



Los soldados se encontraron y acordaron no disparar, en un espontáneo armisticio navideño que duró hasta el 26 de diciembre. El fusilero W. A. Quinton escribiría luego en sus memorias ¨nos quedamos pasmados como si la guerra se hubiera terminado de pronto¨.


El escritor Michael Jurgens, primer alemán en publicar un libro sobre este legendario cese al fuego -¨La pequeña paz de la gran guerra¨, 2003- subrayó así a la agencia Reuters la soberbia del hecho: ¨Los alemanes comenzaron. Fue un milagro, por primera vez los alemanes no iniciaron una guerra sino la paz¨.


Era la noche de año nuevo de 2017 en el tórrido campamento ´La Ye de las Marimondas´ de El Conejo, corregimiento de Fonseca, Guajira. Guerrilleros del Frente 59 de las Farc –hombres y mujeres- cautivan para un baile de trópico a observadores internacionales de la ONU –hombres y mujeres-, que verifican si están bien preconcentrados para la paz.


Los subversivos comenzaron. Fue un milagro, por primera vez los guerrilleros no iniciaron la guerra sino la paz. Hicieron gala del nombre de su campamento. Los marimondas, símbolo del carnaval, son mezcla de primate y elefante. Representan al barranquillero pobre y mamador de gallo, que ridiculiza a la alta sociedad.


Desde estas esferas elevadas ardió el escándalo: vergüenza nacional, parranda con terroristas, comportamiento inapropiado, no refleja valores de profesionalismo, imparcialidad, confianza y prestigio.


Fabio Borges, mando guerrillero, declaró en radio con acento costeño: ¨Lo que hicimos es un cambio en cómo terminan las guerras. No sé si la neutralidad compromete la alegría.


Muchas gracias, bailen bastante¨.



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