Antropólogo de la Universidad Nacional, Magíster en Análisis Político, y Relaciones ales

martes, 1 de abril de 2008

Llamamiento al Congreso mundial por la Paz



LLAMAMIENTO



"Mejor comer toda la vida pan duro y negro que vivir un solo día de guerra".

Proverbio alemán.




El Consejo Mundial de la Paz ha convocado a su asamblea y a la Conferencia Mundial por la Paz, eventos a celebrarse en Caracas del 7 al 12 de abril de 2008.

El Consejo es un organismo internacional creado en las etapas más duras de la guerra fría y del equilibrio del terror, como una expresión de los más amplios sectores de la sociedad civil, gobiernos, sindicatos, iglesias e intelectuales preocupados por la necesidad de evitar el holocausto atómico y de propugnar por el establecimiento de un orden mundial basado en la convivencia entre los pueblos, el desarme y la justicia en las relaciones internacionales, para que no viviera bajo la sombra de la amenaza de nuevas y mayores conflagraciones mundiales como las vividas en la primera mitad del siglo XX.

En las nuevas condiciones del siglo XXI, caracterizadas por la política agresiva y de dominio mundial de los Estados Unidos no ha desaparecido el peligro de aniquilación porque sobre el globo sigue pendiendo la espada de Damocles nuclear por el gran poder de la superpotencia y la proliferación de armas nucleares en manos de nuevos actores y el riesgo de su creación y uso por organizaciones no estatales y por la política de supuesta guerra al terrorismo y de amenazas imperiales a los países que arbitrariamente se encajan en los llamados "ejes del mal". Así mismo la crisis ambiental, la pobreza y marginamiento de millones de personas en el mundo, el desconocimiento de los derechos de pueblos indígenas y otras situaciones de injusticia mientras crecen los gastos militares son de por sí amenazas a la paz y a la coexistencia de las naciones y pueblos que de no resolverse generan conflictos violentos con graves riesgos para la seguridad y estabilidad internacional.

Los cinco años de la invasión a Irak y las consecuencias de virtual arrasamiento de ese país forman parte de una seria militarización de las relaciones internacionales que en América Latina y otras regiones se caracteriza por la presencia de efectivos y bases militares extranjeras que amenazan la independencia y soberanía de los pueblos.

La crisis aún no superada entre los gobiernos de Colombia y sus vecinos Ecuador y Venezuela y el papel que en el atizamiento de las tensiones viene cumpliendo el gobierno de George Bush evidencian la necesidad de aumentar la coordinación y los esfuerzos de todos los sectores sociales amigos de la paz y de la solución política de los conflictos.

La guerra en Colombia ya no es un asunto de interés meramente nacional. De hecho nuestro conflicto se ha internacionalizado y ahora la paz en América Latina pasa por una salida civilizada a la crisis colombiana en la que el primer paso sea el intercambio humanitario y en general por el logro de una paz democrática con justicia social, con una nueva institucionalidad que supere la penalización y criminalización de la protesta social, el exterminio de la oposición política y la victimización del movimiento social y popular frente a los crímenes del paramilitarismo como lucha frontal contra la impunidad que resuelva la situación estructural de violación a los derechos humanos y de ingerencia militar y de todo orden de la potencia norteamericana en nuestros asuntos internos, unida a una solución al problema de las drogas no desde la óptica contrainsurgente o de seguridad sino abordando la compleja situación social del campesinado y los trabajadores desposeídos, de manera amigable con el medio ambiente y no mediante la verdadera guerra química de las fumigaciones.
En Colombia diferentes personalidades y organizaciones no gubernamentales hemos acogido la convocatoria a la próxima conferencia mundial por la paz y nos constituimos en comité preparatorio. La gravedad y velocidad con la que vienen dándose los últimos acontecimientos en el país impidieron avocar con mayor anticipación esta tarea pero aún estamos a tiempo de integrar una delegación representativa de la diversidad del pueblo colombiano que haga presencia en este evento y contribuya al fortalecimiento de la lucha por la paz mundial.
Llamamos entonces a los diferentes movimientos y organizaciones sociales, a los partidos políticos, a las personalidades de la ciencia y la cultura y a las iglesias a integrarse al comité preparatorio y a participar tanto en la asamblea del Consejo Mundial como en la Conferencia Mundial por la Paz, como parte de los esfuerzos mundiales contra la guerra y por la lucha antiimperialista y por la solución negociada a conflicto colombiano para hacer realidad el mandato ético y constitucional de la paz como derecho y deber de obligatorio cumplimiento.

Esta conferencia es una oportunidad para que el Consejo Mundial por la Paz y los movimientos y personas que lo componen denuncien la grave y creciente militarización de la sociedad y la agresión a países vecinos que viene estimulando el gobierno colombiano, se pronuncien en solidaridad con el pueblo colombiano y sus anhelos de paz y para que la delegación que represente al país de a conocer ante el mundo la verdadera situación que se vive en nuestra patria. Igualmente esperamos que sea la base para la constitución del Consejo Colombiano por la Paz como órgano permanente de aglutinación de los movimientos y personas comprometidos con los nobles ideales de convivencia, autodeterminación, soberanía de los pueblos, fraternidad y solidaridad internacional que han inspirado al movimiento mundial por la paz.




COMITÉ NACIONAL PREPARATORIO DE ORGANIZACIONES DE LA CONFERENCIA MUNDIAL POR LA PAZ.

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